Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2018

la muñeca de Felicity

Felicity Kandlec , una joven de  19 años , residente de Massachussetts, decidió  olvidar a las parejas de carne y hueso  y tener una relación con 'Kelly', su  muñeca . “Tengo una relación normal e íntima que se desarrolla de buena manera. Nos casaremos en septiembre. Lamento que muchos no entiendan mi relación, les aseguro que es amor verdadero” , escribió Felicity. Para la joven, ‘Kelly’ es real. La acaricia y se siente segura con ella. No necesita involucrarse con un ser humano. “Me hace feliz y la amo. Eso es lo que en verdad importa” Felicity mantiene un 'noviazgo' con su muñeca, Kelly no es una muñeca común y corriente, es como una  zombie  y tiene un aspecto muy  terrorífico . Lo más extraño de todo esto es que recientemente Felicity se tatuó el nombre de la muñeca y anunció sus planes de casarse con ella. "Encontré a Kelly en una web de colecciones de muñecas siniestras y me la regalaron cuando tenía 13 años" , contó la joven a Ladbib...

El armario:

La infancia está llena de misterios que a menudo desafían toda lógica y explicación. Recuerdo vívidamente aquellos días cuando tenía apenas siete años y solía dormir la siesta en mi habitación, de 3 a 5 de la tarde. Sin embargo, lo que experimenté en esas tranquilas tardes todavía me estremece hasta el día de hoy. En más de una ocasión, despertaba de mi letargo y me encontraba con un perturbador sonido proveniente del interior de mi armario. Un siniestro silbido se filtraba desde las oscuras profundidades del mueble, seguido de inquietantes rasguños que resonaban en el silencio de la habitación. En mi inocencia infantil, traté de encontrar una explicación lógica para estos fenómenos, pero ninguna parecía encajar. En aquel entonces, solo compartía mi hogar con mi fiel compañera, una perra de tamaño considerable que habitaba en el patio. La idea de que ella pudiera ser la responsable de tales sonidos escalofriantes se desvanecía rápidamente ante la realidad. No había nadie más en la ca...

La linea extraña en el cielo oscuro:

El recuerdo que atesoro desde mi niñez me sigue desconcertando hasta el día de hoy. Tenía alrededor de 9 o 10 años, y estaba con mi tía en el callejón junto a la casa de mi abuela, ayudándola con algo, cuando de repente, alrededor de las 8 de la noche, noté algo extraordinario en el cielo nocturno. El cielo estaba oscuro y despejado, con solo unas pocas estrellas dispersas. Sin embargo, de la nada, surgió una franja azul luminosa que se trazaba en el cielo, gruesa y brillante, como si alguien la hubiera pintado con un pincel cósmico. Esta misteriosa línea se extendía de un extremo del firmamento al otro, cautivando mi atención mientras persistía en el horizonte. Lo que más me desconcertó no fue solo la aparición de esta franja en el cielo, sino también la manera en que desapareció. Como si fuera borrada por una mano invisible, la línea comenzó a desvanecerse desde el punto en que había aparecido, como cuando borras una línea en una pizarra con un borrador, pero de una manera mucho má...

El hombre alto:

La infancia está plagada de recuerdos misteriosos que desafían toda lógica y explicación. Uno de los míos es cuando, siendo muy pequeña, a menudo percibía la presencia de personas observándome de reojo mientras caminaba. En más de una ocasión, al intentar señalar a mi madre la presencia de estos espectros, estos desaparecían en un instante, sumergiéndome en un misterio inexplicable. Otro recuerdo que se grabó en mi mente ocurrió cuando tenía unos 4 años y había sido desagradable con mi abuela. Por alguna razón, me encontraba sola en casa cuando las luces comenzaron a titilar y la televisión se encendía y apagaba intermitentemente. Fue entonces cuando, al mirar hacia las escaleras, vislumbré la silueta de un hombre alto y delgado. Sin embargo, en lugar de gritar o entrar en pánico, mi instinto fue moverme con cautela hacia las llaves, deslizándome con sigilo para agarrarlas y dirigirme a la puerta. Mientras las luces se apagaban, tomé las llaves y corrí hacia la puerta principal, deján...

¿Por què los adultos ocultan?

Recuerdo claramente cuando tenía 6 años y cursaba el primer grado en la escuela. Un día, los niños de mi grado comenzaron a murmurar sobre haber visto un demonio en un pozo que se encontraba en los terrenos de la escuela. La historia se extendió rápidamente entre nosotros, llenándonos de temor y curiosidad. Cuando compartimos este relato con nuestra maestra, ella trató de tranquilizarnos explicando que lo que habíamos visto no era más que un mono. Sin embargo, esta explicación nunca logró disipar por completo la sensación de intriga y misterio que rodeaba aquel pozo en la escuela. A medida que crecí, esa historia continuó rondando en mi mente, dejándome con una pregunta persistente: ¿había algo realmente en ese pozo, o todo era simplemente fruto de nuestra imaginación infantil? La explicación de la maestra nunca me convenció por completo, y hasta el día de hoy, sigo reflexionando sobre la verdadera naturaleza de aquel suceso. — Mannu Kun

Cuando la voz sale de tu cabeza:

Recuerdo cuando tenía 7 años y, durante la cena, estaba profundamente enojada con mi papá. En un momento, él me pidió que fuera a la cocina por el salero, y mientras caminaba, mi mente estaba llena de resentimiento y pensaba: "Siempre tengo que hacer todo yo". Sin embargo, lo que sucedió a continuación fue tan aterrador como inexplicable. Las palabras que pensaba, esas mismas que resonaban con furia en mi mente, se escucharon en todo el comedor con mi propio tono de voz. Todos en mi familia, incluido yo misma, escuchamos claramente esas palabras que pensaba, como si hubieran salido de mi boca, cuando en realidad nunca las había pronunciado en voz alta. La confusión y el horror se apoderaron de mí al darme cuenta de que algo inexplicable estaba sucediendo. Intenté explicar que no había sido yo quien había hablado esas palabras, pero nadie me creyó. Fui castigada con una paliza, pero la verdadera angustia residía en el hecho de que no podía explicar lo que había ocurrido. Has...

Brazos en la oscuridad:

La noche en que tenía 7 años es un recuerdo que perdura en mi mente con una nitidez inquebrantable. Aquella vez, salí a pasear con mi abuela, y mientras nos dirigíamos de regreso a casa, nos encontramos frente a una nogalera que ahora es un terreno baldío. Detrás de esos árboles, se alzaba una maquiladora junto a una tienda de regalos. Fue en esos breves momentos que viví una experiencia que nunca olvidaré. A través de la espesa vegetación de la nogalera, las sombras de cinco gigantescos monos se proyectaban sobre los muros de la maquiladora. Sus figuras imponentes se movían con soltura entre la maleza, con brazos enormes que se balanceaban de un lado a otro con cada paso, y colas larguísimas que se enroscaban sobre el suelo. Observé con asombro cómo avanzaban hacia la maquiladora, pero al señalarlos y preguntar a mi abuela qué era aquello, sentí cómo su mano se apretaba con fuerza en mi brazo, y sin decir palabra, me arrastró de vuelta a casa a toda prisa. Una vez dentro, volví a pr...

La ventana:

Recuerdo nítidamente un incidente que ocurrió cuando tenía apenas 7 años. Me encontraba sentada en la ventana de mi casa, que estaba protegida por unas robustas rejas. Dada mi corta estatura, necesitaba utilizar un banco para alcanzar la ventana y sentarme en ella. Una vez allí, me agarraba de las rejas, cerraba las puertas de vidrio y me dejaba caer para quedar sentada cómodamente dentro de la ventana. Aquella noche, algo inesperado sucedió. La ventana no se cerró correctamente, y cuando me solté de las rejas y me apoyé en las puertas de vidrio, estas se abrieron de golpe y me vi cayendo hacia atrás, sin poder aferrarme a las rejas a tiempo para evitar la caída. En ese preciso instante, sentí una fuerza invisible que me empujaba hacia arriba desde el aire, como si unas manos invisibles me sujetaran y me impidieran impactar contra el suelo. El miedo se apoderó de mí al no comprender qué estaba sucediendo. ¿Qué era esa fuerza que me había salvado de una caída potencialmente catastrófi...

Entre las estrellas:

Recuerdo vívidamente una experiencia que viví a los 10 años durante un paseo familiar a un pintoresco pueblo. Las noches allí eran mágicas; el cielo se desplegaba ante nosotros, una maravilla estrellada apenas perturbada por la escasa luz artificial. La luna, radiante, amplificaba la belleza celestial. Esa noche, nos encontrábamos en el campo de fútbol del pueblo, donde mis amigos y yo jugábamos animadamente. Después de un rato, decidí descansar un momento y me recosté en el suave césped, contemplando el vasto firmamento. De repente, algo inusual captó mi atención: una pequeña luz, apenas perceptible al principio, se desplazaba entre las estrellas, moviéndose de un lado a otro con una cadencia hipnótica. El miedo se apoderó de mí y me levanté de un salto, alarmado por la presencia de aquella misteriosa luz. Grité a mis amigos, instándolos a mirar lo que estaba presenciando. Pero justo en el instante en que mencioné la extraña aparición, la luz desapareció sin dejar rastro alguno. Desde...