Recuerdo claramente cuando tenía 6 años y cursaba el primer grado en la escuela. Un día, los niños de mi grado comenzaron a murmurar sobre haber visto un demonio en un pozo que se encontraba en los terrenos de la escuela. La historia se extendió rápidamente entre nosotros, llenándonos de temor y curiosidad.
Cuando compartimos este relato con nuestra maestra, ella trató de tranquilizarnos explicando que lo que habíamos visto no era más que un mono. Sin embargo, esta explicación nunca logró disipar por completo la sensación de intriga y misterio que rodeaba aquel pozo en la escuela.
A medida que crecí, esa historia continuó rondando en mi mente, dejándome con una pregunta persistente: ¿había algo realmente en ese pozo, o todo era simplemente fruto de nuestra imaginación infantil? La explicación de la maestra nunca me convenció por completo, y hasta el día de hoy, sigo reflexionando sobre la verdadera naturaleza de aquel suceso.
— Mannu Kun
Durante la infancia, muchas personas experimentan eventos extraños que los adultos suelen descartar. Esta es la historia de Tobías, un hombre de 36 años que asegura que su experiencia es real, una memoria que lo emociona hasta las lágrimas cada vez que la relata. Cuando tenía 5 años, Tobías estaba de vacaciones con su familia en la Patagonia. Un día, empezó a deambular solo por la campiña y se topó con un pozo muy antiguo, sellado con una rejilla oxidada. La curiosidad infantil lo llevó a acercarse y rodear el pozo. Justo cuando estaba a punto de seguir su camino, escuchó una voz que parecía provenir del interior del pozo. —Hola. La voz era la de un anciano y resonaba desde las profundidades del pozo. El pequeño Tobías, abrumado por la sorpresa, se acercó más. Con miedo a que alguien estuviera atrapado, levantó la rejilla. —Hola —respondió Tobías—. ¿Cómo te llamas? —Me llamo Tobías. —Encantado de conocerte, Tobías. Qué lindo es verte. La verdad es que ya casi nunca hablo con nadie —dij...
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