Recuerdo cuando tenía 7 años y, durante la cena, estaba profundamente enojada con mi papá. En un momento, él me pidió que fuera a la cocina por el salero, y mientras caminaba, mi mente estaba llena de resentimiento y pensaba: "Siempre tengo que hacer todo yo". Sin embargo, lo que sucedió a continuación fue tan aterrador como inexplicable.
Las palabras que pensaba, esas mismas que resonaban con furia en mi mente, se escucharon en todo el comedor con mi propio tono de voz. Todos en mi familia, incluido yo misma, escuchamos claramente esas palabras que pensaba, como si hubieran salido de mi boca, cuando en realidad nunca las había pronunciado en voz alta. La confusión y el horror se apoderaron de mí al darme cuenta de que algo inexplicable estaba sucediendo.
Intenté explicar que no había sido yo quien había hablado esas palabras, pero nadie me creyó. Fui castigada con una paliza, pero la verdadera angustia residía en el hecho de que no podía explicar lo que había ocurrido. Hasta el día de hoy, sigo sin poder comprender cómo mis pensamientos se manifestaron en palabras audibles, desafiando toda lógica y explicación racional.
Esta experiencia dejó una profunda huella en mí y continúa siendo un misterio sin resolver. ¿Qué fuerza misteriosa provocó que mis pensamientos se convirtieran en palabras audibles? ¿Fue un fenómeno paranormal o simplemente una coincidencia extraordinaria? Las respuestas siguen escapándose de mi comprensión, dejándome con una sensación de inquietud y asombro.
— Ambrosia Mr
Durante la infancia, muchas personas experimentan eventos extraños que los adultos suelen descartar. Esta es la historia de Tobías, un hombre de 36 años que asegura que su experiencia es real, una memoria que lo emociona hasta las lágrimas cada vez que la relata. Cuando tenía 5 años, Tobías estaba de vacaciones con su familia en la Patagonia. Un día, empezó a deambular solo por la campiña y se topó con un pozo muy antiguo, sellado con una rejilla oxidada. La curiosidad infantil lo llevó a acercarse y rodear el pozo. Justo cuando estaba a punto de seguir su camino, escuchó una voz que parecía provenir del interior del pozo. —Hola. La voz era la de un anciano y resonaba desde las profundidades del pozo. El pequeño Tobías, abrumado por la sorpresa, se acercó más. Con miedo a que alguien estuviera atrapado, levantó la rejilla. —Hola —respondió Tobías—. ¿Cómo te llamas? —Me llamo Tobías. —Encantado de conocerte, Tobías. Qué lindo es verte. La verdad es que ya casi nunca hablo con nadie —dij...
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