Ir al contenido principal

Brazos en la oscuridad:

La noche en que tenía 7 años es un recuerdo que perdura en mi mente con una nitidez inquebrantable. Aquella vez, salí a pasear con mi abuela, y mientras nos dirigíamos de regreso a casa, nos encontramos frente a una nogalera que ahora es un terreno baldío. Detrás de esos árboles, se alzaba una maquiladora junto a una tienda de regalos. Fue en esos breves momentos que viví una experiencia que nunca olvidaré. A través de la espesa vegetación de la nogalera, las sombras de cinco gigantescos monos se proyectaban sobre los muros de la maquiladora. Sus figuras imponentes se movían con soltura entre la maleza, con brazos enormes que se balanceaban de un lado a otro con cada paso, y colas larguísimas que se enroscaban sobre el suelo. Observé con asombro cómo avanzaban hacia la maquiladora, pero al señalarlos y preguntar a mi abuela qué era aquello, sentí cómo su mano se apretaba con fuerza en mi brazo, y sin decir palabra, me arrastró de vuelta a casa a toda prisa. Una vez dentro, volví a preguntarle qué había visto. Sin embargo, mi abuela guardó un silencio sepulcral. Al día siguiente, decidí investigar por mi cuenta y fui a la tienda de regalos para preguntar a las dueñas si habían ocurrido robos recientemente o si las cámaras del estacionamiento habían captado algo inusual. Pero para mi sorpresa, no habían registrado nada fuera de lo común. Decidí compartir mi experiencia con mi mamá, pero como era de esperarse, no me creyó. Sin embargo, años después, cuando estaba en preparatoria, mientras recordábamos aquel evento, mi mamá reveló algo intrigante sobre mi abuela. Resulta que en una ocasión, mi abuela le había preguntado si en esa nogalera vivían animales salvajes extraños. Esta historia sigue siendo un misterio para mí. ¿Qué eran esas sombras de monos gigantes que vi aquella noche? ¿Y por qué mi abuela había tenido esa extraña inquietud sobre la nogalera? Quizás nunca conoceré las respuestas, pero esta experiencia permanecerá grabada en mi memoria para siempre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La presencia del pozo

Durante la infancia, muchas personas experimentan eventos extraños que los adultos suelen descartar. Esta es la historia de Tobías, un hombre de 36 años que asegura que su experiencia es real, una memoria que lo emociona hasta las lágrimas cada vez que la relata. Cuando tenía 5 años, Tobías estaba de vacaciones con su familia en la Patagonia. Un día, empezó a deambular solo por la campiña y se topó con un pozo muy antiguo, sellado con una rejilla oxidada. La curiosidad infantil lo llevó a acercarse y rodear el pozo. Justo cuando estaba a punto de seguir su camino, escuchó una voz que parecía provenir del interior del pozo. —Hola. La voz era la de un anciano y resonaba desde las profundidades del pozo. El pequeño Tobías, abrumado por la sorpresa, se acercó más. Con miedo a que alguien estuviera atrapado, levantó la rejilla. —Hola —respondió Tobías—. ¿Cómo te llamas? —Me llamo Tobías. —Encantado de conocerte, Tobías. Qué lindo es verte. La verdad es que ya casi nunca hablo con nadie —dij...

La historia de un chico perdido en Disney

Un hombre de 35 años llamado Luis relata un evento inquietante de su infancia, ocurrido durante una visita a Disney con su familia cuando tenía 6 años. Luis se separó de su madre y se encontró perdido, deambulando solo por el vasto parque. A pesar de caminar sin rumbo durante casi una hora, no se permitió llorar. Finalmente, se sentó en un banco para esperar. Después de unos segundos, un personaje disfrazado de Goofy se le acercó lentamente. El hombre dentro del traje le preguntó: —¿Estás perdido? Luis recuerda haber respondido afirmativamente con un movimiento de cabeza. Entonces, el sujeto se agachó, levantó los brazos y, con cada mano, comenzó a quitarse lentamente la cabeza del traje. En ese momento, las cosas se tornaron extrañas. El sujeto carecía completamente de rostro. No tenía ojos, ni nariz, solo una hendidura donde debería estar la boca, la cual se estiraba en una sonrisa grotesca. A pesar de esta visión aterradora, Luis no sintió miedo. Por alguna razón inexplicable, se si...

Los enanitos de la Floresta:

La Floresta es un populoso barrio de la periferia de la ciudad, muy cercano al barrio San Agustín (incluso muchas veces a sido confundido con éste). En La Floresta se encuentra el antiguo frigorífico municipal (hoy abandonado) y muy cerca del río, donde el barrio termina, se alzan la escuela (que al momento de los hechos era la Nº 188 Obispo Dr. Bazán y Bustos) y al lado la Dirección de Limpieza Municipal (estos edificios emplazados sobre calle República de Siria). Más allá, en zona de anegadizos, el volcadero municipal de residuos se mezcla con modestas casas que dan a la zona una característica singular y especial..              A fines del año 1983 comenzó en la ciudad -como un comentario- el hecho de la visión por parte de algunos niños, de seres pequeños denominados por ellos “diablitos con cuernos y todo” (sic), algunos los vieron verdes, coincidiendo con hechos similares ocurridos en Mendoza, el Gran Buenos Aires y La Plat...